Mario Delgado

CON LA 4T SE ACABÓ EL INFLUYENTISMO Y LA CONDONACIÓN DE IMPUESTOS

El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, aseguró que con la Cuarta Transformación se acabó la corrupción y el influyentísmo, así como con los “presidentes compadres” que condonaban impuestos a los grandes empresarios, lo anterior, como parte del profundo cambio que está viviendo el país.

 

“Gracias a las reformas impulsadas por Morena se acabó con esa vieja práctica de condonar impuestos a las grandes empresas que tenían amistad con quienes ostentaban el poder y con el actuar inmoral de algunos funcionarios que, al dejar su cargo, de manera inmediata comenzaban a trabajar en empresas ligadas al sector laboral en el que se desempeñaban, compartiendo información confidencial y estratégica”, señaló Delgado.

 

En este sentido, recordó la “injusticia social” que llevó a cabo el gobierno de Vicente Fox Quezada en mayo de 2001 con la venta de Banamex, un banco de origen mexicano que pasó a manos extranjeras sin pagar los impuestos correspondientes que ascendían a 12 mil 500 de millones de dólares, gracias a que la administración panista decidió condonarles dicho pago. Y enfatizó que, de venderse nuevamente Banamex, ya no habrá cabida para condonaciones.

 

De igual forma, agregó que, de acuerdo con información del Servicio de Administración Tributaria (SAT), este método continuó en los sexenios de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, quienes condonaron impuestos a las grandes empresas por 45,402 y 143,615 millones de pesos, respectivamente.

 

“Esto es apenas una muestra del saqueo que los de la derecha han hecho al patrimonio de las y los mexicanos para beneficiar a unos cuantos, dejando en el olvido a quienes menos tienen, pero eso ya cambió, ahora en México tenemos un gobierno que destina el presupuesto al bienestar del pueblo”, sostuvo el líder morenista.

 

Por último, Mario Delgado destacó que la ampliación a diez años del periodo durante el cual los servidores públicos no pueden ocupar posiciones en empresas que hayan supervisado, regulado o sobre las cuales hayan tenido información privilegiada, representa un paso decisivo para el combate a la corrupción al evitar conflictos de interés y al promover un comportamiento ético.